Reservamos porque no conseguimos reserva en el refugio de Elyie lo cual resultó ser una suerte. Veronique tiene un trato cercano y familiar, es generosa. Cenamos con los propietarios en una mesa. Comida de maravilla. Desde nuestra habitación vimos el campanario del pueblo encantador, muy francés. Y para colmo nos llevó a la mañana en coche al punto de salida de la siguiente etapa de Pass‘Aran.